jueves, 1 de septiembre de 2011

NO SOMOS ESTE CUERPO





El cuerpo es el conjunto de órganos, huesos y fluidos, cubierto de piel y dentro del cual se encuentra usted, el Alma. El cuerpo no es su verdadera identidad; más aún si tenemos en cuenta que ahora se pueden conseguir reemplazos para casi todas las partes del cuerpo humano, incluido el corazón; entonces, ¿qué le hace pensar que usted es el cuerpo, o los tejidos del cerebro o cualquier otra parte del cuerpo? ¿Qué es lo que realmente somos?
Tenemos que concluir y aceptar que más allá del cuerpo existe la conciencia o yiva que es el Alma eterna y que es parte o porción de nuestro Padre Eterno. Esa Conciencia individual es nuestro tesoro y es nuestra conexión con Él; porque sólo a través de la Conciencia podemos comunicarnos con Él.
Usted es el ocupante de este cuerpo de carne y huesos cubierto con piel que se conecta con el exterior a través de varios huecos: dos para ver, dos para escuchar, dos más para respirar, uno multiuso para hablar y comer; también otro multiuso que es el genital y otro que es para eliminar desechos. Por eso este cuerpo también es llamado la ciudad de las nueve puertas, pues sin las cuales no tendría comunicación con el exterior. Nosotros, las almas espirituales que damos vida a estos cuerpos somos eternas; y a través de estos huecos podemos aprender cómo salir de este mundo material, de este condicionamiento.



El cuerpo y el alma no están siempre juntos, la prueba es que tarde o temprano todos tenemos que salir de este cuerpo, nadie puede quedarse para siempre dentro de él.
Necesitamos aprovechar este conocimiento para comprender que nuestro cuerpo no es nuestro propio yo; y para entenderlo mejor necesitamos de un Maestro Espiritual y de las Sagradas Escrituras, porque sólo a través de ellos podemos descubrir nuestra Identidad Espiritual que se haya más allá del cuerpo material burdo hecho de carne y huesos y del cuerpo material sutil compuesto de mente, inteligencia y ego falso (a menudo confundido con nuestra verdadera identidad).
Cuando una persona muere el alma viaja a través de la Conciencia llevando consigo toda la información guardada, todos los recuerdos y el karma (reacciones) que generó; por tal razón nos quedan recuerdos de las vidas pasadas; por ejemplo, algunos paisajes que están en nuestra subconsciencia provienen de nuestra vida pasada.
Así, para avanzar espiritualmente debemos entender que somos almas dependientes de Dios, que por naturaleza somos amantes de la Verdad. Todo desvío en este sendero jamás puede ser de nuestro interés, estamos endeudados con la Verdad, somos por naturaleza adoradores de la Verdad; y esa es la forma correcta de vivir.
Una vez que descubramos nuestra identidad eterna, necesitaremos poner en práctica toda esta enseñanza para que cuando llegue el momento de abandonar este cuerpo, cuando llegue el momento de la muerte, podamos aceptarlo con madurez espiritual. Esto es: dispuestos a aceptar la Voluntad Divina, dispuestos a entregar el cuerpo y así recuperar en nuestra existencia la relación eterna que tenemos con Dios; servirlo y servir a todas las personas que nos rodean. Esto es lo único que vale la pena.

*En el momento de la muerte el alma pasa a otro cuerpo material junto con sus identificaciones mentales e intelectuales. El individuo adquiere diferentes tipos de cuerpo, pero el alma es la misma.
*“Así como una persona se pone ropa nueva, desechando la vieja, de la misma manera, el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles”. -El Bhagavad Gita 2.22-
*Al crecer, el niño se vuelve un muchacho, el muchacho se vuelve un joven, el joven se vuelve un adulto y el adulto se vuelve un anciano. Durante todo ese tiempo, aunque su cuerpo de niño se está transformando en el de anciano, él siente que es la misma persona, con la misma identidad. Fíjese, el cuerpo está cambiando, pero el ocupante del cuerpo, el alma, es la misma. Así que, por lógica; deberíamos concluir que cuando muera nuestro cuerpo actual recibiremos otro. A todo esto se le llama Transmigración del Alma.

Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvaiti

domingo, 17 de julio de 2011

MENDIGOS DE AMOR


Podríamos dar la idea que buscamos poder. A veces pensamos que debe­mos tenerlo todo; desearíamos esa capacidad controladora. Desearíamos que todo quede bajo nuestro control, que se haga todo aquello que nosotros queramos. Sin embargo, no es eso lo que en realidad buscamos. Quizás parece que buscamos poder, pero en última instancia, el poder no puede satisfacernos. A veces podemos pensar que deseamos saberlo todo. Tal vez no deseamos controlarlo todo, pero queremos conocerlo todo. No nos gusta ser ignorantes. Pero tampoco esa es la meta última que podrá satisfacer nuestra necesidad interna.
No es eso lo que realmente queremos. Se nos debe educar acerca de nuestra necesidad real, la búsqueda interna de nuestros corazones. Si lo hacemos como es debido, descubriremos que todos somos "mendigos de amor y afecto". En todas partes la adoración es la necesidad más profunda. Y sólo podrá satisfacerse plenamente al conectarnos con el plano divino.
 El anhelo más profundo de todo ser viviente es la belleza, el amor, el afecto, la armonía, y no el poder, el conocimiento o cualquier otra cosa. Este es el veredicto de toda la creación en el tiempo y el espacio. Su causa común es una.
No obstante, es muy raro que un alma alcance un estado tan diáfano de anhelo por la realidad como para comprender este punto. En este mundo son pocas las almas realmente conscientes de su más íntima necesidad. Son pocas las que realizan: “¡Queremos a Dios! ¡Queremos lograr el amor por Dios!” Tales almas sinceras no se encuentran con facilidad; esto se menciona en muchas partes de las Escrituras Sagradas, en todas las culturas.
Hay una sola meta. No se necesitan muchas, sino una, la única, la que ver­daderamente ambicionamos: "Una relación de amor divino."

No es posible lograr una compresión intelectual de la conciencia de Dios. Así como una abeja no puede saborear la miel cuando lame por fuera el tarro de cristal, uno tampoco puede entrar en la región superior del espíritu por la fuerza del intelecto. Como sujetos estamos subordinados al Sujeto Supremo. Por lo tanto, tiene que haber seva, servicio. Sevâ es el factor absolutamente esencial. En el Bhagavad-gîtâ se menciona que pranipâta, aproximarse respe­tuosamente; paripraäna, la indagación sincera; y sevâ, una actitud de servicio; son indispensables para entrar en los dominios del amor divino. Dios sólo se complacerá y descenderá mediante el servicio. Y sólo entonces podremos comprender la naturaleza del plano superior. Esto es conocimiento védico. Prueba la dulzura y habre el frasco con la fuerza del corazón.
Nosotros somos, la potencia marginal, y si queremos llegar a conocer cualquier verdad acerca de la Realidad Superior, debemos compren­der que esta es más sutil que nuestra propia existencia, que es supersubjetiva. Ella puede tocarnos, pero nosotros no podemos escalar hasta sus dominios por nuestro simple deseo. Sólo podemos ir si se nos concede la gracia que nos puede elevar.

Así pues, no es por ninguna calificación nuestra que podremos atrapar al Absoluto. Cualquiera a quien Él decida darse a conocer le conocerá. Esto se explica en los Purânas: No se le puede conocer a través de disertaciones o debates, ni a través de una buena memoria o una vasta inteligencia, ni a través del genio o intelecto sobrenatural. Puede que no haya estudiado exten­samente todas las Escrituras reveladas, pero eso no es una calificación. El Señor Supremo se reserva toda independencia. Sólo hay una forma de conocerle. De lo contrario, por Su dulce voluntad, todos los derechos están reservados.

¿Cómo podemos atraer Su dulce deseo? Esa es la pregunta. Cómo capturar Su dulce deseo. Sólo es posible a través de Saranagati, rendición, incremen­tando nuestro lado negativo. Debemos pensar: “Soy muy pobre. Sin Tu gracia no puedo vivir”. Tenemos que pensar de esta manera para despertar la piedad en Su corazón. Debemos apelar a Su comprensión, convencerlo que tenemos una extrema necesidad de Él y que sin Su gracia no podemos vivir. Sólo este sincero sentimiento de necesidad puede atraer Su atención hacia nosotros. De lo contrario, no tendremos posibilidad alguna de atraparlo. Por eso se ha recomendado el acercamiento negativo para capturarlo. Nuestra única oración es que somos los más necesitados y sinceros. Eso es lo único que puede atraer Su atención hacia nosotros. Y no es un simple parecer o especulación es un hecho. Es una realidad.


Srila B.R. Sridhar Maharaj
"La Ciencia Confidencial del Bhakti Yoga"




lunes, 27 de junio de 2011

¿QUIEN TIENE LA CULPA?



A menudo escuchamos a la gente quejarse del Creador: “si Dios existe y es tan amoroso, ¿por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué Él lo permite?” Pero pretender culpar a Dios es una forma errónea de ver las cosas. Las circunstancias desagradables siempre son culpa o responsabilidad de quien toma decisiones equivocadas, debido a su inconsciencia. Lo peor que puede hacer un ser condicionado es cuestionar las intenciones de nuestro Padre y más grande bienqueriente. Tal acto nos sumerge en la más profunda y oscura tristeza del ego. Jamás debemos culpar al Creador por el abuso del principio de la sagrada libertad, el libre albedrío, el regalo más grande que Él nos ha dado.


Dios nos mantiene y cuida, aunque a la vez nos otorga la responsabilidad de asumir las consecuencias de la libertad. Por ello Su sistema de acción y reacción, conocido como la ley del karma, indica que cuando viene algo desfavorable, esto tiene como propósito hacer caer en cuenta de que se está haciendo algo equivocado. Si no hubiera ningún tipo de reacción tras las acciones negativas, seríamos incapaces de notar cuando cometemos errores. Equivocarse sin que exista una advertencia, sólo puede provocar la repetición interminable del error. La idea de Dios al crear la ley de Talión (o del ojo por ojo, diente por diente), ha sido volvernos conscientes.

El impulso y la motivación que otorga la libertad pueden convertirnos en seres gloriosos, creativos, amorosos en grado sumo; además, pueden dar al mundo ángeles, devas o semidioses y devotos puros de Dios, seres sensibles deseosos de obtener la asociación del Señor y convertirse en instrumentos de su amor. El Señor ha creado la libertad para permitirnos estar a su lado, sin imponernos nada, ni siquiera Su amor.

Como el bien y el mal se debaten dentro de cada uno de nosotros, el ejercicio de la libertad también puede hacer de los seres humanos monstruos, personajes que abusan y mienten. Esto trae el sufrimiento, algo por lo cual no se debe culpar a nadie: el único responsable de “mi sufrimiento soy yo mismo”.

Srila Sridhar Maharaj, un importante maestro vaishnava de la India, dijo: "El entorno es perfecto; el equivocado es uno. El único responsable de las cosas que me ocurren, soy yo”. Continúa: “Dios es tan grande, amoroso y generoso que nos hizo a Su imagen y semejanza. Él nos creó con un cuerpo dotado de aspectos hermosos, entre los cuales se destaca el corazón amoroso, es decir: aquella facultad de sentir, pensar, desear y amar espontáneamente. ¡Ah Krishna, Tú nos has hecho bastante hermosos, bien dotados!”. Esto debería llevarnos a concluir que, en potencia, estamos habilitados para hacer cosas positivas increíbles. Pero no, muchos se escudan con palabras como: errar es humano, cuando culpar a los demás de “mis desgracias” es más humano, es demasiado humano. Así se niega que el libre albedrío pueda generarnos problemas.
Hay quienes no están interesados en aceptar la responsabilidad de los errores cometidos, ni sienten la necesidad de comportarse humildemente ante Dios para obtener de Él la ayuda y hacer un alto en el camino de las equivocaciones y las ofensas. Es más, se cae en la plataforma de negar la existencia de la divinidad, amparando la vida en lo absurdo, es decir: la creencia en que antes y después de la vida está la nada.

Dios es todopoderoso y nunca se equivoca; en cambio, los seres humanos nos equivocamos a cada paso. Esto en verdad, es desastroso; y debería hacernos ver la necesidad de pedir la misericordia de Dios, para no estar perdidos. Detrás de toda acción, de toda circunstancia, siempre está la bondad de Dios, aguardando a que corrijamos nuestras faltas.

Si cada quien admitiera su culpa, viviría sin ansiedad ni tristeza; además, si se aprendiera de los errores, se pasaría de la irresponsabilidad a la conciencia que exigen las acciones. Por este camino se alcanzaría la perfección de la vida: el bhakti, el amor puro y espontáneo, así como el servicio entusiasta a Dios. Esto sí es vida.

Ahora, al saber de quién es la culpa, cada quien debería tomar medidas para utilizar de la mejor manera la libertad. Las escrituras sagradas, los Vedas, aconsejan levantarse muy temprano en la mañana y cantar los Santos Nombres de Dios:

Hare Krsna Hare Krsna Krsna Krsna Hare Hare
Hare Rama Hare Rama Rama Rama Hare Hare

Este canto nos permite ingresar en el ámbito de la misericordia y adquirir una actitud de arrepentimiento por los errores cometidos. La recitación o canto de los nombres de Dios nos elevará a la plataforma del servicio con devoción, donde uno ya no sirve los caprichos personales sino la causa común y amorosa de la divinidad.

Esta meditación debe estar acompañada por el estudio de la filosofía del alma, consignada en libros como el Srimad Bhagavatam y el Bhagavad-gita, en donde la Suprema Personalidad de Dios da sus instrucciones. Lo cual sin duda ayuda a muchos a entender, por ejemplo, que hacer deliberadamente daño y engañar a las mujeres, así como abandonar a los niños, intoxicarse, matar a los animales, llevar una vida sexual descontrolada, entre otros, desvía a la gente y la hace infeliz.

Pongamos fin al acto de descargar nuestra culpa en los demás y en Dios, ante los problemas que nos trae la mala utilización de la libertad.

Por último una recomendación especial: cuando hagamos cosas valiosas o tengamos experiencias especiales en la vida, démosle todo el crédito a Dios; y cuando nos sucedan cosas desafortunadas, revisemos en nosotros las cosas que pudieron haber generado tal dolor. Estamos considerando aquí el karma, la reacción a lo realizado en el pasado.

¡Cantemos Hare Krishna, pongamos la vida en orden, y veremos cómo todo será muy bello!


Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvati

sábado, 11 de junio de 2011

EGO VERSUS SINCERIDAD



Cuando el medio ambiente es desfavorable trata de descubrir la Suprema Voluntad allí. Deberias sentir: “He hecho algo equivocado, así que esto está viniendo a controlarme y exigir la reacción por mis ofensas.
En la visión perfecta, no tenemos nada que discutirle al medio ambiente. “Ni siquiera una brizna de hierba puede moverse sin la Voluntad Suprema, sin la orden de la Voluntad Suprema. Así, cualquier cosa que esté viniendo a atacarme es mi necesidad; exactamente eso es necesario para mí, para corregirme”.

Así, como cuando la madre castiga al niño, ella lo hace sólo con la buena intención de corregirlo. Similarmente, el Absoluto no tiene naturaleza vengativa al castigarme, pues Sus tratamientos son únicamente para mí corrección. Tenemos que ver y aproximarnos de esa forma.
 “Cualquier cosa indeseable que encuentre aquí, es el resultado de mi karma previo y por la buena voluntad del Supremo, ese karma previo está terminándose; seré liberado; seré hecho fuerte para el servicio superior a Él, así que esto tiene que venir”. Ése es el consejo del Bhâgavatam. No pelees con el medio ambiente. Trata de ajustarte a éste; corrige tu propio ego. Todo está correcto.

Tu ego está demandando alguna clase de comodidad del medio ambiente. Ésa es la causa de este tropiezo. No hay tropiezos en el exterior, ni enfermedades; pero dentro, tu ego crea el problema. Ese falso ego debe ser disuelto y el néctar líquido fluirá y te colocará dentro del plano donde no existe queja. El movimiento tranquilo, afectuoso del plano más fundamental: Tu alma se encontrará a sí misma parada y caminando en ese plano. Y los falsos amigos, las circunstancias que pensamos que son amigas, pero que realmente son todas falsas, aquellos falsos amigos serán retirados.


Eso es nirguna, el flujo de beneficios sin causa, lo más fundamental en el plano absoluto. Eso es bhakti apropiado. Bhakti significa sevâ, servicio, servicio divino. Es una ola sin causa; la ola más profunda; la ola del plano más profundo. Ésta es sin causa y es irresistible. Esta significa sin comienzo ni fin, flujo eterno. Y sólo mi alma puede tomar un lugar en ese plano y moverse en armonía en ese plano.
En el Brahma-samhitâ se menciona: “Todas las conversaciones allí son tan dulces como canciones; todo caminar, todo movimiento allí, es tan dulce como baile”. De esta manera todo es dulce, ese es el plano del movimiento armonioso: Vrindâvana, El mundo Espiritual. Tenemos que regresar a ese hogar.
Nosotros hemos venido con el espíritu de colonización en una tierra extranjera, con el mal objetivo de la explotación. Con el propósito de la explotación, hemos venido a colonizar en este mundo material y como reacción, sufrimos. La cubierta entera debe ser eliminada y nuestra personalidad interior, el ego más fino, debe surgir. Dentro de ese burdo ego malicioso hay un ego más fino, el alma, y ese es hijo de esa tierra. Tú eres un miembro de la tierra del Amor, la tierra de Dios.

Así, si tratamos de aproximarnos a Él, ¿cuál debería ser nuestra actitud? ¿Qué tanta sinceridad deberíamos tener para aproximarnos a esa tierra?
Es fácil y es difícil. Fácil, porque ésta es nuestra tendencia innata. Ésta es nuestra morada. Pero ahora, estamos lejos de casa. Es mi hogar, mi propiedad, de manera que existe la esperanza que pueda alcanzarla algún día. Éste es mi refugio y no encontraré satisfacción en ninguna otra parte, entonces deberé ir allí, pero yo estoy muy lejos de ese dulce hogar. Existe la dificultad: He perdido esa tierra.

¡La erudición es veneno! ¿Estás listo para admitir esto? ¡Todo tu aprendizaje es tontería! Estás revolcándote en el barro. Todo este conocimiento de lo tergiversado, no es una bolsa llena de dinero, sino una bolsa llena de rocas. El cerebro está grabado y lleno de cosas engañosas. ¿Estás listo para admitir esto? ¡No tan pronto! ¿Qué dices? Muchos de nosotros hacemos alarde de nuestro conocimiento. Pero la escuela de bhakti está asestando un martillazo sobre la cabeza del conocimiento o jñâna. Más bien, ¡la ignorancia es mejor que el conocimiento! ¿Puedes aceptar eso? ¡El conocimiento es más peligroso que la ignorancia!

¿Por qué? Porque las personas así llamadas educadas, están orgullosos al compararse con los demás. Ellos son más inclinados a pensar que poseen una posición superior y removerlos de esa posición es muy difícil. Cualitativamente, ellos están en una posición por encima del trabajador ordinario, así que están confiados de su superioridad. Entonces, liberarlos de ese orgullo de superioridad es más difícil que liberar al trabajador ordinario de su ignorancia. Eso sería fácil. Es fácil educar a personas no educadas, pero educar a una persona “educada” es más difícil. Él se ha atrincherado firmemente en su supuesta superioridad, entonces no se moverá una pulgada de esa posición. El  ego falso es el obstáculo más dificil, pués no conoce la sinceridad.

Sinceridad significa "estoy sufriendo, necesito ayuda", "necesito ser corregido",  hasta ahora he vivido cometiendo errores tras errores debido a mi falsa identificación y egoismo, debido a mi negligencia e impersonalismo, y por esas causa muchos han sufrido también. Esta propuesta nunca será aceptada por el ego falso, siempre culpará al medio ambiente.

Adaptación del Libro "La Ciencia Confidencial del Bhakti Yoga"
de Srila B.R. Srila Sridhara Maharaj

martes, 17 de mayo de 2011

LA CAUSA DE NUESTRO SUFRIMIENTO


La naturaleza material está constituida por 24 elementos descritos en los Vedas, pero esos elementos no tienen vida, Dios se la da con Su mirada, les da el movimiento al introducir el alma.
¿De qué sirve este cuerpo sin alma? Éste se pudre rápido, se vuelve frío y hediondo, y los gusanos rápidamente vienen a comérselo, pero cuando lo estamos ocupando, es decir cuando el alma se encuentra dentro, éste tiene vida y no pasa nada de eso. Existe el vigésimo sexto elemento que es la Superalma, Paramatma. Estos 24 elementos están combinados con el alma y la superalma, así está compuesta la existencia material.

El alma se esparce por todo el cuerpo así como la luz ilumina toda la habitación, el alma, irradiando conciencia, es la que da vida al cuerpo, el cual no tiene valor sin ella. Las entidades vivientes se encuentran en una condición casi dormida, o inconsciente, como reacción a sus graves actividades pecaminosas previas. Srila Prabhupada dijo que quien exhibe su cuerpo desnudo en público tomará nacimiento inferior.
Por ejemplo, las reinas de belleza ignoran la reacción que les espera, porque el alma condicionada (todos los que habitamos este mundo material)no tiene conocimiento, es ignorante, cree que la vida funciona al azar, que no hay ningún control, que somos sólo una masa de carne, sin leyes, ni siquiera quiere seguir las leyes materiales, mucho menos las de Dios; al no verlas, no cree en ellas. Aunque las leyes de la naturaleza actúan, el hombre las ignora pensando: "Comamos y bebamos que mañana moriremos, somos este cuerpo, sólo queremos dormir, comer, aparearnos y defendernos". Así estamos todos explotados, engañados, como una máquina, no tenemos el concepto de que somos almas espirituales, y por nuestras actividades pecaminosas caemos en tal estado en que casi perdemos toda nuestra conciencia.
Sin embargo, Krishna (Dios) hace arreglos para liberarnos de esa condición. Entre más se degradan las almas, Dios hace mayores esfuerzos para sacarlas del cautiverio material.

Las almas que encarnan en cuerpos de bestias tienen su conciencia más cubierta. Solo usan su instinto para comer, dormir, aparearse y defenderse, más no tienen suficiente inteligencia como para desarrollar una relación con Dios. El ser humano sí la tiene, pero si sólo la utiliza para comer, dormir, hacer sexo, y defenderse es una bestia bípeda, una gallina. Los animales no pueden utilizar su cuerpo para la autorealización. Si los humanos no utilizamos la inteligencia para salir de este mundo perderemos nuestra forma humana de vida, y tendremos que ocupar otro cuerpo inferior. Esto se llama involución.
La evolución y la involución ocurren según el estado de conciencia. Existe el conocimiento perfecto acerca de nosotros, y sobre cómo podemos desenredarnos de este cautiverio material. Nos enseña qué es la materia, la antimateria y el controlador de ambos. Es un conocimiento real, incluye todo, el mundo, la creación, la vida, que están hechos de existencia espiritual y material. Los libros védicos nos entregan todo esto en forma científica.

Ahora, sabemos la causa de nuestro sufrimiento, sabemos que los enemigos están dentro de nosotros mismos, porque construimos nuestro propio destino, "la causa de nuestro sufrimiento somos nosotros mismos." a causa de que estemos cautivos en este mundo material es porque hemos mal utilizado nuestro libre albedrío; todo lo que sembramos es lo que recogemos. No debemos culpar a nadie; Krishna (Dios) complace los deseos de todos. Quisimos estar en este mundo material, y Él nos lo concedió; y si queremos salir, también lo hará. El Señor Supremo está en el corazón de todos, Él es el sancionador, dice sí o no, Dios nos ha permitido venir aquí. Los Vedas dicen que hay cinco factores que determinan la acción: El ejecutante, el lugar de la acción, los sentidos, el esfuerzo, y el quinto es quien permite la acción, Dios. Por ejemplo, ustedes desearon, son los ejecutores, se encuentran en un lugar, ponen su sentidos en lo que estoy diciendo y se esfuerzan al poner atención al escuchar; quien complació este deseo fue Krishna. Si Él no lo hubiese permitido, algo habría impedido esta acción.
Los que crearon el barco más grande del mundo, de ese entonces, el "Titanic", decían: "Ni Dios puede destrurilo". ¿Qué pasó? Más tardaron ellos en decirlo que Dios en hundirlo. No somos controladores de nada, ni de la vejez, ni de la muerte; y los científicos están muy orgullosos, la gente los adora como dioses. La gente acepta como hecho real las especulaciones que ellos publican. Pero no controlan nada y aun así declaran que en el futuro no van a morir, ni se van a enfermar, que no envejecerán ni volverán a nacer. Claro, no es muy auspiciosos nacer en este mundo tan horrible.¿Quién quiere vivir aquí? Incluso ellos quieren irse a la luna, pues aquí ya están aburridos.

Los Vedas dicen que el alma tiene cinco apegos en este mundo material: Apego a su cuerpo, a la vida sexual, a la familia, a la ciencia, y a la religión tradicional. Esto no le permite ver a Dios ni a sus devotos.
Los demonios anhelan el placer de los sentidos; aún así, ellos odian al Señor Supremo, Quien da todos los placeres a Sus devotos. Los demonios corren codiciosamente detrás del dinero; aún así, ellos odian al Señor Supremo, quien da toda riqueza a sus devotos. Los demonios aspiran a obtener una situación feliz en la vida; aún así, ellos odian al Señor Krishna, el Maestro de todos los Universos. De esto, podemos concluir que los demonios no son muy inteligentes, porque ellos han llegado a ser los más encarnizados enemigos de la única persona capaz de cumplir sus deseos.

Srila B.V. Harijan Swami Maharaj

jueves, 28 de abril de 2011

LA VIDA PROVIENE DE LA VIDA




Observar el gigante universo que nos rodea, es como estar frente al altar del Infinito en forma de su espacio y tiempo eternos, con un funcionamiento tan perfecto que definitivamente nos convence de que la Conciencia Suprema es demasiado grande y completa. Y la vida, nuestra vida es un regalo divino y muy hermoso que proviene de este mismo Ser Supremo.
Lo más extraordinario en la vida es nuestra conciencia individual, es decir, nuestra capacidad de amar, sentir y desear; a esto se llama chit shakti o fuerza divina. Y esta conciencia individual o nuestra capacidad de amar y de sacrificarnos por una causa superior es el regalo más grande que Dios nos ha dado. Es la libertad para ser responsables y avanzar.  Sin embargo, este gran regalo debemos dirigirlo hacia la trascendencia, hacia lo espiritual o la identidad de nuestro ser, pues cuando es dirigido hacia las cosas temporales nos causa mucha frustración y sufrimiento. Esto quiere decir que, más allá de este cuerpo físico, que es una máquina sofisticada que funciona por la interacción del cuerpo sutil: mente e inteligencia a través del sistema nervioso, está la posibilidad de vincular nuestra fuerza viviente con la trascendencia. Esa es la enseñanza de la Sabiduría Védica. Y el proceso para lograr esto es a través de la invocación de mantras (oraciones) y prácticas espirituales que transforman nuestra conciencia personal, identificada con lo material y astral, en una conciencia absorta en lo espiritual, alcanzando así la autorrealización e incluso la liberación de los repetidos nacimientos y muertes que experimentamos en estos cuerpos materiales.


Así, la Sabiduría Védica nos revela que nuestra vida y nuestra conciencia son un regalo de Dios que viene de la misma Vida Suprema. Y que la naturaleza (que es la fuerza externa de Dios) también tiene vida, al igual que el universo, los planetas, los animales, las plantas y los minerales. Pero ver o saber cómo funciona todo eso, es demasiado extenso para nuestro pequeño cerebro; sin embargo, podemos comprender que la vida proviene de la vida y que la individualidad proviene de la Suprema Individualidad. Así, el escéptico finalmente tiene que aceptar que la madre naturaleza es quien lo creó y quien lo está manteniendo; por lo tanto, debe admitir su total dependencia de fuerzas superiores.
De este modo podemos comprender que lo superior puede producir algo inferior pero no que algo inferior puede producir algo superior. Es decir, que la energía muerta, bajo ninguna circunstancia puede crear conciencia como especulan los científicos neófitos.

Las tradiciones espirituales nos explican que no somos este cuerpo material, sino la conciencia que se encuentra dentro de este cuerpo; la cual tiene la capacidad de descubrir la trascendencia, ya que la infinita creación material es insuficiente para nuestras verdaderas inclinaciones amorosas; es decir, que no podemos amar al tiempo ni al espacio, pero sí podemos amar al Creador y Mantenedor de todo.
De esta manera, la Sabiduría Védica nos revela que efectivamente, la vida proviene de la Vida y que esta Fuerza Suprema dadora de vida está muy cerca de nosotros en forma de Paramatma o Conciencia Suprema dentro de nuestro corazón. En otras palabras la omnipresencia del Creador reside en cada átomo y en cada ser como guía, testigo y bienqueriente permanente. Esto es lo que la Sabiduría Védica nos instruye por medio del estudio, la oración y la meditación. Aquel que practique una disciplina espiritual con sinceridad podrá percibir la presencia de la vida original y de la conciencia trascendental.

Aquellas personas que profesan la idea de que la vida y el universo son productos de un accidente, son los culpables del fatalismo y del egoísmo que traen como consecuencia tanta criminalidad y desesperación al mundo. Ellos deberían tener en cuenta que esa filosofía no ofrece ninguna esperanza o inspiración positiva para la humanidad. En tanto que la comprensión de que la vida proviene de la Vida y que tiene un propósito superior que puede ser alcanzado en esta etapa de la vida condicionada, por medio de la purificación y la conducta perfecta, nos permite tener una posición superior al fatalismo materialista tan de moda en la actualidad.
Debemos agradecer a la Sabiduría Védica por esta información de que la vida proviene de la Vida, de la Vida Suprema, que no es más que el mismo Señor Supremo, quien es conocido con muchos nombres en las diversas culturas, pero es el mismo Señor. Tal como compartimos el sol y la naturaleza en el mundo y para todos son los mismos; así también el Creador y Mantenedor de todos también es el mismo.

Todas las glorias a Sri Krishna, a Sri Govinda, al Señor del Universo y a todos los Santos Nombres de Dios.

Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvati

domingo, 10 de abril de 2011

EL INTERES SEPARADO, LA ENFERMEDAD DEL ALMA



Anartha  en el idioma sanscrito (la madre de todas las lenguas), significa interés separado. La conciencia de Dios es sin causa, no tiene fin.  El flujo y vibración central de la conciencia del Bien Absoluto son eternos. Esa ola no tiene fin. Cualquier interés que esté separado de la conciencia de Dios es anartha.   Artha” significa “necesidad”, y “anartha” es aquello que no es mi necesidad, aquello que es opuesto a mi necesidad, estando basado en conciencia e interés separados.
Entonces, para salir de la trampa del interés separado, el cual está engañándonos, y aprender cómo entender al Infinito, nosotros tenemos que iden­tificarnos con la Corriente Universal, la Ola Universal. Hasta el momento estamos siendo arrastrados por diferentes olas de conciencia de interés sepa­rado, anartha, esto no es necesario para nosotros. Nuestra única necesidad es sumergirnos en la Ola del Interés Universal, la cual es por Sí Misma y para Sí misma.

Dios es el supremo centro armo­nizante, y todos debemos someternos ciento por ciento a Él. Cualquier desviación es anartha.  Anartha significa “sin significado”, que no tiene significado. La única intención o propósito verdadero digno de ser servido es la conexión con la Ola Universal, el Movimiento Universal. Cualquier cosa aparte de esto es anartha, indeseable e innecesario. Los anarthas no servirán a ningún propósito. Estamos en conexión con anarthas, cosas indeseables que no servirán a ningún propósito real en nuestra causa. Pero la causa real de nuestra vida y la satisfacción completa de nuestra misma existencia será encontrada únicamente en conexión con la Ola Universal del Todo Absoluto. Esto es conciencia de Dios, Conciencia de Krishna.  Ésta es la más universal, la ola fundamental, y tenemos que capturarla. Nuestra meta, nuestra satisfacción y la verdadera realización de nuestra vida se encuentra solamente allí, en ese nivel, en ese plano, y no en el plano superficial de los intereses nacionalistas o familiares, el servicio social, etc., porque eso es provincialismo.
Un grupo está ocupado con muchos intereses locales y otro grupo desea dejar toda actividad. Detener nuestro movimiento propio, suprimir nuestra propia existencia, es renunciación, samâdhi, y también es suicida. Entonces, tenemos que abandonar tanto la renunciación como el disfrute.
La tendencia a hacer el mal y también la tendencia de ir a la huelga, ambas deben ser abandonadas.

Debemos aprender esto: De los intereses locales tenemos que ir hacia lo universal, lo absoluto. No es nuestro deber mantener intereses locales, no importa qué tan complejos puedan ser, ya sea si estos son egocéntricos, cen­trados en la familia, centrados en el pueblo o en la sociedad como en el caso del humanitarismo, todo esto es parte del Infinito. Este es el hecho y general­mente debemos tratar de entender la cosas de esta manera. 
Los intereses locales nos atarán a este plano mortal y se hacen presente debido al anartha de la lujuria.
El Señor Supremo  ha recomendado en el Bhagavad-gîtâ cómo puede uno conquistar la lujuria, regulando los sentidos. Él nos aconseja familiarizarnos con la naturaleza del alma y entonces todos los problemas causados por la lujuria serán vueltos cenizas. 
La lujuria no es asequible fácilmente, sino que está escondida. Nosotros no podemos descubrir fácilmente dónde vive, sino que viene de repente, roba y desaparece. Pero se nos dice aquí que realmente vive en la inteligencia, la mente y los sentidos. Para conquistar la lujuria tenemos que regular los senti­dos, pero con el fin de hacerlo tenemos primero que analizar qué son los sentidos y cuál es su posición y, luego, cuál es la posición del rey interno de los sentidos, la mente. Después de eso tenemos que analizar cuál es la posi­ción intrínseca de buddhi, la facultad de la razón, el juicio y la inteligencia. Luego, con la ayuda de la razón, debemos tratar de encontrar qué está en el trasfondo de esa facultad de razonamiento, de juicio y de toma de decisiones.

En el trasfondo está una raya bien delgada, como hecha a lápiz, cuya natu­raleza es diametralmente opuesta al mundo de la experiencia. En el Srîmad-Bhâgavatam se da el ejemplo que en la noche una nube puede cubrir la luna. A pesar que la nube oscurece la luna aun así la nube sólo puede ser vista por la luz de la luna.
En este ejemplo el alma es comparada con la luna y el ahankâra es compa­rada con la nube que cubre. Los sentidos, la mente y la inteligencia se han combinado para formar un sistema, ahankâra, el cual ha cubierto al alma. Pero ellos son vistos y les es posible actuar únicamente porque hay una luz, la luz del alma, la luna. Así, con la ayuda de nuestra razón debemos tratar de percibir qué está por encima de la razón y veremos que esto es el alma. De esta manera, podremos tener alguna conexión directa con el alma o al menos alguna concepción, aunque sea vaga, de su existencia y naturaleza. En ese momento toda nuestra aspiración material se convertirá en basura y dentro de nosotros seremos capaces de conquistar todos los encantos de este mundo. El consejo del Señor en el Bhagavad-gîtâ es que de alguna forma u otra tratemos de conseguir la comprensión de la naturaleza verdadera de nuestra propia alma. Nosotros somos realmente de tal naturaleza superior y poseemos una posición digna y noble en el plano superior; pero la lujuria y muchas cosas inferiores han venido para enjaularnos.
Por entrar en contacto, incluso de una manera ligera, con la posición verdadera de nuestra propia alma, todos los encantos del mundo se desvanecerán; y aun eso pare­cerá ser una cosa insignificante comparada al despertar de los niveles superio­res de realización como la Superalma, Paramâtmâ, Nârâyana y ¡Krishna! Hay tanta bienaventuranza extática en ese lado y ésta será realizada únicamente cuando se revele a nosotros.
Aunque conforme a nuestra concepción actual se encuentre muy lejos, aun así, ese experimentador, ese disfrutador, está dentro de nosotros: Es la jîvâtmâ. Y si tratamos de concentrarnos siquiera por un segundo en está posición, encontraremos que el alma posee una posición muy digna y especial. Entonces pensaremos: “¿Quiénes son estos ladrones? El intelecto, la mente y los sentidos son todos ladrones y maleantes. Ellos me están arrastrando a la tierra de la miseria como si se tratara de una intrincada conspiración”. Así nos parecerá.
Nuestros sentidos son superiores a todas las cosas que nos rodean. Supóngase que somos privados de todos nuestros sentidos, del tacto, de la vista, del oído y demás, entonces no podremos concebir nada del exterior. El mundo no significaría nada para nosotros.
Luego, de nuevo, la figura central de todos los sentidos es la mente. Alguien puede llamar pero tenemos que definir: “¿Él me estaba llamando? ¡Oh, yo estaba inconsciente, estaba distraído y no escuché! Yo tengo mis sentidos pero debido a que estaba distraído no lo escuché ni lo vi”. Así, la mente es el cen­tro. Y la mente tiene dos funciones. “Deseo esto y no deseo aquello, no deseo eso, deseo esto”. Ésta es principalmente la función de la mente.
Luego viene buddhi, la inteligencia. Desde la mente tenemos que ir hasta buddhi, la razón. ¿Qué es? Discriminación. “¡Oh, mi mente desea eso, pero esto le traerá tal reacción, así que no lo haré!” Buddhi, la inteligencia o facul­tad de juicio, nos avisará: “¡No vayas! No escuches lo que la mente dice; no le obedezcas”. Esa es la inteligencia.
Luego, si continuando desde allí, sobrepasando la inteligencia, buscamos qué es lo que sigue, qué está por encima de la inteligencia, respaldándola y haciendo su función posible, entonces seremos capaces de ver: “¡Oh, este es mi yo verdadero! Y todo lo demás es una extensión externa en el mundo material, es una cobertura material. Puedo dejarla y conmigo mismo, mi propio yo, mi alma, ir hacia un lugar más elevado.
Esta atmósfera actual no es del todo necesaria para mí, más bien es perjudicial, una cobertura, un traje que ha sido puesto sobre mí con el fin que yo entre en conexión con este mal ambiente”. Con esta realización, limpiando los anhartas,  eliminado el interes separado, realizando la verdadera posición del alma, podremos ir en una dirección superior, en dirección al Centro, podremos llegar a Dios, de vuelta a casa.

La Ciencia Confidencial del Bhakti Yoga.
Srila B.R. Sridhara Maharaj

martes, 5 de abril de 2011

NO EXISTE NADA MAS HERMOSO QUE LA VERDAD

 

¿Cuán importante somos? Esta pregunta sólo puede ser contestada en conexión con otra: ¿Cuál es la causa y el propósito de nuestra existencia?
Primero necesitamos tener una clara comprensión de los verdaderos valores de la vida.
Alguien podrá ser muy erudito; otro, experto en música; otro puede poseer una gran memoria, y otro puede ser un atleta muy diestro. Igual ocurre con la  belleza, la riqueza o cualquier otro atributo. No importa lo que poseamos o quienes creamos ser, siempre habrá alguien mejor posicionado.
Entonces, ¿cuál es el valor de nuestra posición actual?¿Cómo determinar quien tiene la mejor predisposición a encontrar la plenitud en la vida?
Conocí a un joven, con una capacidad extraordinaria para memorizar listados telefónicos enteros de varias ciudades. ¿Qué valor tenía esto para él? Es difícil saberlo. Obviamente se deleitaba, con las ocasionales demostraciones de su increíble memoria. Alguien podía tomar un libro de teléfonos y preguntarle un nombre y una ciudad. El niño le decía sin parpadear el número de teléfono. En casos como estos, las personas pueden exhibir un talento extremo de
uno u otro tipo.
Pero, ¿cuál es el valor de esto? ¿De dónde proviene el concepto de valor? ¿Qué es bueno? ¿Qué es malo? ¿Cómo una combinación de sonidos expresa un mensaje? ¿Cuándo y dónde se supone que alguien deba asumir responsabilidad y comportarse de acuerdo con ciertos patrones de expectativas prescritas? ¿Dónde está la ley? Para empezar, ¿quién eres tú, de manera que puedas estudiar provechosamente este tema?
Todo esto nos lleva a la mayor de todas las necesidades: LA AUTORREALIZACION. ¿Estamos haciendo algo al respecto, o estamos perdiendo nuestro tiempo comprando pantalones, camisas, joyas y dejándonos distraer con variadas cosas que pronto desaparecerán. Como la gente no dedica tiempo a la autorrealización la vida pasa rápido. Pero, todavía no nos hemos formulado la pregunta más esencial de todas: ¿Quién soy y qué es lo que hace mi existencia tan valiosa?
Todos debemos sentir que la existencia es algo muy importante. De otro modo, ¿por qué tenemos que trabajar arduamente durante toda la vida, sólo para darle sostén a la existencia? Ciertamente, en ocasiones, estamos tan perdidos y desesperanzados, que no somos capaces de ver ningún valor en nuestra vida. Podríamos llegar a concluir que la mejor alternativa sería terminar con nuestra vida. Terminar con tantas tareas, tentaciones y frustraciones, las cuales a menudo llegan al punto de parecer insostenibles.
Cuando nos asociamos con personas de mentalidad positiva, y recobramos el buen sentido en nuestras vidas vemos cambiar nuestro humor. Esta apreciación de nuestra propia vida nos permite vislumbrar el valor de la existencia. Es posible que no se defina con toda claridad; podemos no saber qué hacer con ella. Podemos no saber cómo desarrollarla y por ende no tener una posición definida al respecto. Cuando presentamos todos estos cuestionamientos a la tradición trascendental de la sabiduría védica, somos gratamente sorprendidos por su inmensidad y profundidad y finalmente, liberados de la incertidumbre.
En la sabiduría védica, la existencia está definida por el deseo. Debido a que existo, deseo. Descartes postuló “pienso, luego existo”. Pero los vedas dicen, debido a que deseas, se demuestra que has asumido una posición, una realidad en esta existencia temporal y que eres único (una unidad consciente individual). La individualidad es, hasta cierto punto, caracterizada por la independencia. La capacidad de considerar opciones, de movernos de aquí para allá y tomar decisiones, son todas características de nuestra individualidad. Como individuos somos independientes de hacer lo que deseemos, pero al mismo tiempo, se nos impone aceptar la responsabilidad por lo que hagamos. Este es un hecho básico de la existencia.
De acuerdo a los vedas, nuestra existencia es eterna, o Sat. Pero más allá de eso, también es Chid. Chid es la capacidad cognoscitiva. Eso significa que somos seres conscientes. ¿Qué significa esto?

En las escrituras védicas podemos encontrar la expresión: Satyam shivam sundaram. “No existe nada más hermoso o más auspicioso que la verdad” o “La verdad es auspiciosa y hermosa”. Por medio de Chid, por medio del despertar, por medio de nuestra conciencia, podemos definir dónde nos encontramos en cada momento en nuestro recorrido por la senda de la verdad. En otras palabras, mi posición como unidad individual no está diluida en el infinito; no es lanzada al espacio sin un propósito o dirección. Mis pies están firmes en el suelo de la realidad y ellos me pueden llevar en mi camino a la plenitud.
¿Pero en qué dirección me estoy dirigiendo? Existen muchas direcciones y es fácil extraviarse.
La unidad consciente individual, dentro de sus posibilidades, siempre está tratando de definir el significado de la verdad. ¿Qué es auspicioso y hermoso? ¿Qué es la verdad? ¿Cuál es mi participación en la verdad? ¿Podría yo contemplarla? ¿Puedo yo disfrutarla y consumirla?
Nuestra unidad consciente ya ha explorado muchas áreas de la conciencia y del conocimiento, sin encontrar una satisfacción permanente. Por esta razón estudiamos constantemente persiguiendo el conocimiento de cosas nuevas, leyendo más libros y haciendo más investigaciones.  Pero esta búsqueda solitaria, aparte de no tener límite, siempre va a llevarnos al punto de partida. Mientras no abandonemos el concepto equivocado de que la plenitud de la vida puede ser obtenida a costa de los demás, estaremos siempre masticando lo ya masticado. Preferimos asumir que todos y toda cosa (los seres vivientes y la naturaleza) existen para satisfacer nuestra vanidad y deseos.
Los vedas nos ofrecen una vía totalmente diferente. Ellos dicen: Estamos aquí para aprender a amar a todo el mundo. Al adoptar este propósito, nuestra conciencia se coloca en una actitud placentera y se desplaza en la dirección de realizar Satyam shivam sundaram.
Debes lanzarte, luchar y alcanzar la plenitud durante este momento de tu existencia. No puedes satisfacerte con menos que eso. Esta es la aplicación viva de la autorrealización: trabajar de tal forma, que nuestra vida sea amable y beneficiosa para todos.
Somos conscientes de muchas circunstancias de la vida, pero se nos dificulta enormemente relacionarnos de forma positiva con los demás. La razón es que no sabemos quiénes son los demás, ni siquiera quiénes somos, ni cómo llegamos a existir. No obstante, hay una cosa que podemos entender o experimentar; sabemos que debemos establecer relaciones con los demás. Y por supuesto, que mientras más amables y dulces sean estas relaciones, mayor será nuestra alegría y satisfacción. De otra manera, se conoce en carne propia el sufrimiento y los problemas que surgen, como resultado de las relaciones trastornadas emocionalmente.
Para establecer relaciones amorosas debemos encontrar un denominador común. ¿Qué es común y aceptable a todos? Podría existir un grupo de intereses relativos y la gente se podría sentir completamente satisfecha al compartirlos, pero vistos y entendidos de forma práctica por la sabiduría védica, todos estos intereses son temporales; pueden cambiar en cualquier momento y podríamos encontrarnos de repente en una situación problemática. Así que nuestro denominador común, ya sea que estemos listos para aceptarlo o no, es el CREADOR DE TODA LA EXISTENCIA.       Él es padre y madre al mismo tiempo y por ese hecho todos somos hermanos y hermanas de una forma muy especial. Encontraremos en esto, que nuestro deber de hermandad es ayudar a mis hermanos menores y pedir ayuda a mis hermanos mayores, de este modo nos encaminaremos hacia nuestro padre, de vuelta a casa, regresar a Dios, esta es la Belleza de la Verdad.


OIDA TERAPIA
Srila B. A. Paramadvaiti Swami Maharaj