lunes, 29 de noviembre de 2010

DULZURA V/S EL ACCIDENTE DE DARWIN



La idea de la evolución es una negación total de la belleza, la dulzura y el amor. Niega los valores tangibles que se pueden encontrar en la vida, como si todas las personas en este mundo sólo tuvieran que preocuparse por comer, dormir, y competir por adquisiciones materiales. Lo que realmente buscamos, por sobre todas las cosas, es belleza, dulzura y amor.

Anhelamos esperanza, entusiasmo y plenitud. Por ejemplo en el matrimonio, belleza, dulzura y amor encantan a una persona para decir “Si, aceptaré eso; de ahora en adelante tendré que trabajar duro para mantener a mi familia”. Sentimos que es hermoso tener una familia. Es dulce tener hijos, estamos listos para amarlos y esperamos ser amados por ellos en retribución.

Es debido a la belleza, a la dulzura y al amor que podemos encontrar entusiasmo y motivación para consagrarnos a algo y hacer sacrificios.
Más allá de la experiencia de las relaciones personales, si miramos a las flores, bosques, paisajes, pájaros o animales, podemos encontrar la belleza en todas partes. La creación del Señor es de lo más sorprendente. Es una creación encantadora y maravillosa.


Los Darwinistas reducen todo esto virtualmente a cero. Ellos dicen: “Todo es un accidente” y como tal como cualquier cosa que sucede accidentalmente, simplemente carece de un propósito elevado.  También significa que no existe la belleza. Y la dulzura ni siquiera cuenta.


¿Qué es la dulzura? No es la dulzura del sabor dulce en la lengua. Cuando hablamos de dulzura, no podemos estar hablando sino del encanto Divino.

La palabra dulzura es utilizada en variados contextos pero no sólo se limita a la experiencia sensorial del gusto. También hablamos de un rostro dulce, de una voz dulce, de una actitud dulce, de un plan dulce o de un “hogar dulce hogar”.

La dulzura es un aspecto de encantamiento. La dulzura es encantadora. La dulzura es algo que inspira sacrificio. Tome por ejemplo el sacrificio que hacen los padres por sus encantadores hijos.

Existen muchas cosas con las cuales estamos encantados, pero de hecho no hay encanto ni dulzura en las fábricas, en los edificios de oficinas, o en competir por la posición de otra persona, etc. La dulzura es algo que surge de las relaciones sinceras, las cuales, en sí mismas, son muy difíciles de alcanzar. La belleza, la dulzura y el amor no pueden lograrse por accidente, es errado. De modo que surge la pregunta: ¿Cómo traer dulzura a la existencia por accidente o sin sacrificio? La dulzura se logra con total participación voluntaria. Una situación muy parecida a la del amor, el amor es algo que demanda mucho de nosotros.

El amor es algo que definitivamente nos saca de nuestra zona de confort y nos coloca en el mismo centro de las dificultades. Si amamos a una persona significa que todos los problemas que tiene esa persona nos afectarán también. Podría decirse, entonces, que sería mejor no amar a nadie, para evitar meternos en tantas molestias pero el amor es tan encantador que voluntariamente nos metemos en líos.

La belleza, la dulzura y el amor constituyen el fracaso de los empíricos, de los evolucionistas y de los darwinistas. Ellos no tienen respuestas ni explicaciones sobre la belleza, la dulzura y el amor. Sólo tienen especulaciones sobre cómo la vida llegó a existir, las cuales ni siquiera ofrecen una respuesta coherente sobre el origen de los elementos. Las ideas darwinistas tienen cero indicios sobre la existencia de los seres y la materia. Han usado el término “evolución química”, pero en su evolución química, ¿de dónde provienen las sustancias químicas? Como no tienen respuesta entonces saltan al siguiente paso y dan conclusiones como decir que nada tiene sentido, que todo ha sido un accidente, que no hay nadie a quien obedecer.

Ellos no pueden ver ni entender la transformación de la antimateria en materia. Las escrituras védicas han descrito esta transformación en detalle. Pero desde luego, ellos no están dispuestos a admitir su necesidad de estudiar las escrituras védicas. Ellos ni siquiera consideran la posibilidad de estar equivocados. Dicen “Es un sacrilegio en contra de la ciencia imaginar que puede haber una energía especial superior a nosotros ó que más allá del tiempo y del espacio hay algo más”. Entonces, estos así llamados científicos terminan alineados en las filas del comercio, del desarrollo económico, del lado de la industria y con todas esas ventajas se dedican finalmente a complacer sus sentidos.

Ellos no son científicos. Su pensar no es científico. Sus teorías ni siquiera tienen consistencia, pues en sus fórmulas no aparece la variante “dulzura”, el oxigeno de toda relación amorosa, de toda relación no accidentada.




OIDA TERAPIA
Srila B.A. Paramadvaiti Swami Maharaj

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