lunes, 8 de noviembre de 2010

EL ESPIRITU DE LA RELIGION




Hemos sabido del desaliento de muchas personas al ver cómo las religiones no sólo se dividen sino que se enfrentan entre sí. La mayoría quisiera ver un mundo religioso armonioso y fraterno, como ese cielo al cual prometen llevar. Incluso en la política y el comercio pareciera existir una mejor relación que entre algunas religiones o religiosos. Sin duda ha causado un gran desánimo que justamente los propensores de un ideal de amor y fraternidad sean los que más se condenen entre sí. 

Consideramos que no es el verdadero espiritu de la religión, ni la correcta actitud de un religioso. Más bien una persona así debe ser de mentalidad amplia y comprensiva, como un verdadero padre o hermano. Él debe tratar de comprender hasta dónde están capacitados los demás y nunca condenarlos si no pueden ir más lejos, sino más bien debe alentarlos para que se sostengan en la verdad de sus realizaciones. Como el mismo Jesús dijo, «Aún hay mucho por aprender, sino ya se los hubiese dicho...» El vió hasta dónde podía comprender su gente, y hasta allí los instruyó. En un curso cualquiera podemos apreciar que hay distintos niveles de capacitación. Unos comprenden más que otros y ellos llegarán más lejos, pero los demás no pueden ser condenados, ellos también tienen su lugar de importancia, ellos también tienen que cooperar en satisfacer otras necesidades.

Más bien es en el principiante donde con mayor facilidad veremos una tendencia al fanatismo y a sectarizarse. Un religioso o devoto neófito piensa y siente que por el solo hecho de pertenecer a un credo en particular ya está salvado, sin antes analizar en profundidad hasta donde está en realidad viviendo el espíritu de la escritura divina que considera seguir.

Vemos que el espíritu de las distintas escrituras y religiones es incentivar el cultivo del Amor por Dios, a quien unos llaman Yavé, otros Alá, otros Buda, Krishna o Govinda etc.

En realidad Dios tiene infinitos nombres, pues todo en él es infinito. No importa mucho de qué manera el niño llame a su padre, lo más importante es que lo haga. No podemos condenar a alguien porque tenga un nombre para dirigirse a Dios que es distinto al nuestro. El padre no estaría feliz de ver a sus hijos peleándose por la forma en que deberían llamarlo. Lo importante es que estamos coincidiendo en algo fundamental, y esto es que debemos servirlo y amarlo.

Nunca creceremos por denigrar a los otros, ni nuestra salvación está en condenar a los que no opinan igual. Todo avance es personal e individual. Cada uno con su relación de amor por Dios. El sello de ninguna institución religiosa será suficiente para salvarnos. El señor no quiere tener solo un tipo de partido político con muchas firmas. El quiere nuestra dedicación sincera a su causa de amor.

En general la ciencia de la religión es la ciencia del espíritu, de la conciencia, donde todas las apariencias externas y formales son descartadas. El primer acercamiento a la verdad pura nos obligará a descartar lo formal y fenoménico y a entrar en el análisis metafísico, en la búsqueda de las esencias de las cosas que nos presentan, dejando de lado sus «accidentes», o las características que perciben nuestros sentidos.

La finalidad de la religión es despertar el Amor por Dios dormido en nuestro corazón. Eso es lo que será analizado en el momento final: cuánto amor hemos desarrollado por Él.
Con un espíritu amplio y científico debemos buscar y enriquecernos con las distintas realizaciones espirituales fidedignas con las que Dios ha bendecido a la humanidad al revelarse graciosamente a ella ¿ Cómo uno puede despreciar una revelación del Señor sólo porque se dio en otra cultura o hemisferio ?

No podemos limitar la gracia del Señor a un solo libro, un solo pueblo, sociedad, momento histórico, ni institución religiosa. En el tiempo eterno y en la infinita creación del Señor , él siente un profundo amor por todos sus hijos y siempre trata de rescatarlos, de despertarlos de la ilusión de este mundo pasajero, y de llevarlos a la realidad de una dulce y eterna relación amorosa con él.

Los Vedas, considerado la sabiduria más antigua de la humanidad,  dicen que este intento de salvación de parte del Señor es ilimitado. Tantas veces como hay olas en un río el Señor envía a sus hijos o representantes, o viene él mismo de acuerdo con el tiempo y la necesidad.
 
Los Vedas han llamado «Avatara» a estas encarnaciones de la divinidad que descienden con el fin de liberarnos. «Ava» significa en el idioma sanscrito, el que desciende, y «tara» el que nos ayuda a cruzar el oceáno de miserias. Encontramos que hay distintos tipos de avataras como los Purusa Avataras que son formas del Señor Visnu encargadas de la creación de los universos materiales, tenemos los Guna Avataras encargados de la creación, manutención y destrucción de los mismos; los Lila Avataras son encarnaciones del Señor para llevar a cabo una tarea especifica o juego trascendental, los Yuga Avataras descienden en cada una de las cuatro yugas o eras por las que pasa en forma periódica cada universo, tenemos también los Saktyavesa Avataras que son almas emponderadas en forma especial por el Señor para despertar la conciencia espiritual en el corazón de sus hermanos, etc. Son muchos los tipos de Avataras del Señor mediante los cuales El manifiesta su gracia infinita y su contínua preocupación por cada uno de nosotros.

De esta manera, con un espíritu abierto y sincero debemos aprender a rescatar lo mejor de cada tradición religiosa, y tomando refugio bajo la guía de un maestro autorealizado y competente, debemos estudiar la ciencia de la devoción y de la dedicación a Dios, mediante la cual podremos hacer nuestras vidas perfectas.


(Srila Gurudeva Atulananda Acarya)

1 comentario:

  1. es Prema-bhakti, la vision que se debe de tener, Gurudeva es la luz

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